La higiene es extremadamente importante en cualquier tipo de negocio. La ley establece que el lugar de trabajo debe ser totalmente higiénico y con una gran limpieza. Las peluquerías y centros de estética son uno de los negocios que más deben velar por el cumplimiento estricto de estas normas teniendo en cuenta que trabajan todos lo días con el cabello, uñas de las manos y de los pies, incluso las zonas más íntimas, de muchas personas. Es un entorno en el que hay una exposición a mucha gente y proclive a generar residuos que deben ser limpiados.
La responsabilidad de todos los que trabajan en la peluquería mantener una higiene básica. Asegúrate de que todas las buenas prácticas de higiene y limpieza se respetan como esterilizar los peines o mantener el suelo limpio después de que un cliente se haya cortado el cabello o las uñas. Crea una lista de tareas para mantener un registro de cuándo se ha llevado a cabo cada trabajo y por quién. Esto incluye todas las áreas, desde el suelo del salón hasta el inodoro, la cocina, el área de recepción y todos lo demás. Así nada se te pasará por alto mientras tu peluquería sigue funcionando de manera eficiente.
Es importante que cualquier equipo se limpie a fondo entre usos y es necesario que esta limpieza no se haga con prisas. Las herramientas que entran en contacto con múltiples clientes, como peines, cepillos, cortaúñas, etc. deben limpiarse una y otra vez y mantenerse limpias y sin restos de humedad cuando no se utilicen. La recomendación sería seguir las instrucciones de cada utensilio. Las toallas y telas también se deben lavar con regularidad, ya que las toallas manchadas y usadas no solo tienen un aspecto desagradable, sino que también podrían albergar gérmenes si se las dejas húmedas.
El suelo de tu peluquería o centro de estética es un lugar de paso muy transitado y también alberga muchos tratamientos. Por esa razón, no sólo debe parecer limpio sino que debe estarlo en todo momento. Si una uña ha saltado o hay un ovillo de pelo alrededor del área de corte, por ejemplo, debe eliminarse rápidamente. No solo para evitar accidentes como resbalones y tropiezos, sino también para evitar la propagación de bacterias. Al final de cada día, es muy recomendable hacer una limpieza a fondo del suelo para que esté impoluto al día siguiente.